Brújula Noticias #74 Año 9-2020 Tema Central
05/08/2020

¿Cómo revertir la crisis sanitaria del coronavirus en el Perú?

El Perú es el tercer país de América Latina con mayor número de contagios. A continuación conozca los factores que nos han llevado a esta situación y los principales temas que se deben mejorar para mitigar las consecuencias de la pandemia de la COVID-19 en nuestro país.

La pandemia del coronavirus sigue atacando con fuerza al mundo entero, sobre todo a América Latina que se ha convertido en el nuevo epicentro de este virus según la Organización Mundial de la Salud (OMS).

La situación es igual de grave en nuestro país que no ha logrado llegar al descenso de la curva de contagios que tanto se esperaba. Actualmente el Perú se encuentra entre los diez primeros países del mundo con mayor número de contagiados y en el tercer lugar de Latinoamérica, sólo por debajo de Brasil y México.

Al cierre de esta edición se han registrado 489,680 contagiados por coronavirus y 21,501 fallecidos. Las regiones más golpeadas por este virus son Lima, Lambayeque, Piura, La Libertad y Arequipa.

Todo este contexto ha llevado a muchos especialistas a preguntarse por qué nos encontramos en esta situación a pesar de que las medidas de confinamiento y prevención se decretaron con anticipación. Recordemos que nuestro país fue uno de los primeros de la región en cerrar sus fronteras y decretar una cuarentena obligatoria.

Para Iván Lanegra, especialista en Ciencias Políticas y secretario general de la Asociación Civil Transparencia, uno de los principales factores que explican por qué las medidas de aislamiento en el Perú no fueron tan efectivas en comparación a otros países de la región, es el alto nivel de informalidad que se encuentra arraigada en distintos aspectos de nuestra sociedad. “La informalidad que define nuestras principales ciudades (viviendas hacinadas, transporte público inadecuado, mercados y áreas de venta comercial sin orden ni seguridad) hace muy difícil mantener la distancia social. Los servicios públicos no son realmente universales y muchos no pueden solventar las medidas de protección personal”, afirma.

Según Lanegra, esta informalidad generó que muchas personas se vieran en la necesidad de salir a las calles a trabajar y poder generar ingresos que les permitan sobrevivir. “La cuarentena logró reducir la velocidad del contagio y es muy probable que, con todas sus limitaciones, haya evitado una tragedia humana mayor. Lamentablemente, millones de personas no pudieron dejar el trabajo, pues viven del día a día y las ayudas públicas no fueron suficientes, lo cual contribuyó a que el contagio no se detuviera”, señala.

Por su parte, el sociólogo de la PUCP y especialista en temas urbanos, Manuel Dammert Guardia, considera que la desigualdad social que existe en nuestro país fue una de las desencadenantes de esta situación. “Según las últimas cifras del INEI respecto al trabajo, en el último trimestre alrededor de cincuenta por ciento de la población ha perdido el empleo, pero cuando uno analiza estas cifras se da cuenta que esa distribución de pérdida del empleo no es homogénea en todos los sectores sociales. Por ejemplo, en los sectores más altos sólo un cinco y diez por ciento han perdido sus empleos. Mientras uno baja en la pirámide social, encuentra que en los sectores más bajos hay rangos que superan el setenta por ciento. Lo que hace esta pandemia es acentuar estas diferencias sociales”, expresa.

Además, argumenta que los problemas de infraestructura que tienen nuestras ciudades han provocado que miles de peruanos no tengan una vivienda que les permita respetar adecuadamente el distanciamiento social decretado por las autoridades. “La idea de la cuarentena era la de quedarse en casa. Esto significa quedarse en un espacio seguro donde puedas tener cierto tipo de servicios que te garanticen una cierta calidad de vida, pero en la práctica esto funciona solo para aquel que tiene las condiciones de quedarse en un ambiente adecuado. En el Perú, uno de cada cuatro hogares presenta al menos una necesidad básica insatisfecha, y 11.9% presenta situaciones de hacinamiento. Solo en Lima existen 800 mil viviendas con hacinamiento, 430 mil con características inadecuadas, 71 mil sin servicios higiénicos y 150 mil dependen de camiones o cisternas para tener agua. Es decir, hay una gran parte de la población que no tiene las condiciones necesarias para poder lidiar con la pandemia. Esta medida universal de confinamiento no tomó en cuenta las diferencias que existen en calidad de la vivienda, servicios básicos, infraestructura, etc.”, añade.

En esa misma línea, Norma Correa, antropóloga e integrante del Grupo Temático de Ciencias Sociales para COVID-19 del Minsa, coincide en que estos problemas estructurales que sufría el Perú previo a la pandemia agravaron la situación, sobre todo las deficiencias de los servicios públicos y la brecha económica existente. “Primero, tenemos un sistema de salud débil que ya venía en una situación muy crítica con problemas de financiamiento, de infraestructura de recursos humanos y de efectividad en las distintas regiones del país. Segundo, no tenemos un sistema de transporte público unificado y de calidad, por lo que los vehículos se convierten en potenciales fuentes de contagio. Sumado a ello, encontramos que casi ocho millones de peruanos no tienen acceso a agua potable y más de diez millones viven de ingresos diarios. Todos estos problemas existían previamente, llega la pandemia y los hace más evidentes y los va agravando”, expresa.

Otro factor igual de importante y que tiene que ver con estas deficiencias públicas mencionadas, es la poca bancarización de nuestra economía. Según, Eduardo Dargent, especialista en Ciencias Políticas y columnista de El Comercio, esta falta de inclusión financiera de cierto sector de la población provocó la aglomeración de personas en los bancos a la hora de recoger los bonos. “Las redes de alivio a la pobreza en otros países de América Latina son más urbanas que en el Perú, lo que ayudó a que la distribución de bonos y subsidios para la población más pobre haya sido más sencilla”, expresa.

¿Cómo revertir esta situación?

La gran interrogante que surge ante este panorama es cómo se podrá de esta crisis sanitaria. Ante ello, es importante analizar cuáles deberían ser los principales temas que se deben corregir en los próximos meses para mitigar las consecuencias de la pandemia en nuestro país.

Iván Lanegra sostiene que es primordial establecer canales de diálogo entres los diferentes grupos sociales para conocer sus necesidades y generar políticas que busquen ayudar a todos de forma equitativa. “El gobierno debe tender puentes con los actores sociales, incluyendo a los trabajadores, a los empresarios, a los pueblos indígenas, etc., tanto para las acciones frente a la emergencia, como para consensuar las medidas de reactivación económica”, señala.

Por otro lado, Manuel Dammert señala que otro aspecto que se debe mejorar es la presencia del Estado en todas las regiones del país, las cuales se han visto muy golpeadas por la pandemia del coronavirus. “En este contexto es importante el rol de los gobiernos locales y regionales, y su relación con el gobierno central. Es necesario repensar las competencias de estos, no eliminarlas, sino analizar cuáles han sido los avances, éxitos y debilidades del proceso de descentralización”, explica.

Según Eduardo Dargent, otro tema importante por resolver es el del empleo, el cual se ha visto muy afectado ante esta pandemia del coronavirus. Para ello se deben atacar problemas de fondo como la informalidad y la inclusión financiera de la población. “En términos de política hacia la población, el tema que se debe atacar primordialmente es la recuperación del empleo, ya que la caída ha sido muy grande. Esto nos da una lección sobre los problemas de la informalidad y la fragilidad de las clases medias. Debemos buscar cómo construir un sistema de seguridad social e inclusión financiera para luchar con la informalidad”, expresa.

“Una gran enseñanza de todo esto es que deben existir mecanismos que mantengan a la ciudadanía conectada con el Estado en todo aspecto. Debemos empezar a implementar programas que ayuden a reducir la vulnerabilidad de los ciudadanos frente a este tipo de emergencias”, añade.

Por su parte, Norma Correa considera que se deben mejorar las estrategias de comunicación para brindarle a la población información veraz y así evitar las denominadas ‘Fake News’. “Necesitamos comunicación pertinente y efectiva que enfatice las medidas de prevención para evitar una falsa seguridad en la población. Comunicación efectiva que ponga en evidencia las falsedades que se comunican con respecto a medicamentos y tratamientos que son riesgosos. No estamos viendo estrategias que contrarresten esta información falsa y que brinden información verificada y oficial a la ciudadanía”, señala.

Finalmente, considera que, si bien es cierto los bonos y subsidios a la población son necesarios, las políticas públicas no deberían centrarse netamente en eso, sino que se deberían promover alternativas de crecimiento laboral y productivo. “Los bonos han sido de gran ayuda, pero queda claro que no serán eternos. Necesitamos generar respuestas sostenibles. Debemos migrar de una mirada excesivamente puesta en los bonos a estrategias que involucren seguridad alimentaria, respuestas al hambre, empleo temporal y desarrollo productivo”, agrega.

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