Nuestra egresada en el extranjero, Leny Huamán, nos explica la importancia de la Planificación Urbana para el desarrollo de una ciudad.
En las últimas se manas hemos sido testigos de una de las peores crisis políticas que ha vivido nuestro país, en medio de una pandemia que ha azotado la economía de municipios locales y del gobierno central. Ante ese escenario y a puertas del Bicentenario de la Independencia del Perú, es válido preguntarnos cuál es nuestra visión del futuro para los siguientes doscientos años, que nos permita ser una comunidad más resiliente ante crisis socioeconómicas. La respuesta no es simple; sin embargo, la planificación urbana y rural podrían jugar un rol importante para consolidar esa visión.
En Estados Unidos, la organización más grande y diversa de planificadores urbanos es el American Planning Association (APA), de la que formo parte desde hace más de 6 años colaborando activamente como parte del Directorio Ejecutivo de la sección local del condado de Broward en el estado de Florida. El APA fomenta educación y networking entre planificadores urbanos del país, así como la defensa ante el Congreso en temas centrales tales como cambio climático, vivienda asequible, programas de infraestructura y el fortalecimiento de las relaciones entre el gobierno federal y local para una mejor y más informada toma de decisiones.
Contar con una organización que centralice el conocimiento es fundamental para el desarrollo de buenas prácticas alineadas a la visión del futuro. En mi experiencia como planificadora urbana y rural tanto en gobiernos locales como regionales, he tomado en cuenta las recomendaciones y buenas prácticas que el APA comparte en su plataforma virtual, así como en publicaciones educativas que son difundidas tanto por colegas de mi rubro como en las actualizaciones de planes de desarrollo. Las leyes del estado de Florida indican que cada 10 años, cuando se realiza el Censo decenal y los datos de la población son actualizados, los planes de desarrollo de cada municipio deben actualizarse para reflejar las nuevas metas y objetivos que varían debido al cambio de aspectos socioculturales y económicos (Florida Statutes, Chapter 163).
Con la pandemia, los retos para los planificadores urbanos y rurales se intensifican. Los recortes y reajustes económicos que los gobiernos federal y locales están haciendo en Estados Unidos, conllevarán a una inevitable recesión. Los estudios presupuestales de ciudades estadounidenses durante las últimas cuatro décadas indican que “una vez que termine la recesión y los ingresos comienzan a fluir de regreso a los tesoros públicos, la reconstrucción de la base de ingresos de las ciudades será lenta. Incluso si la pandemia cesa mañana, la recuperación llevará años” (Pagano, 2020). A pesar de los reajustes presupuestales, los municipios deben de reformular los tipos de servicios esenciales y los instrumentos o técnicas que se deben incorporar para satisfacer las necesidades de toda la población. Por ejemplo, en el condado de Broward donde yo trabajo, este año se ha actualizado el nuevo mapa de inundaciones para los siguientes 100 años. Este mapa será una herramienta muy útil para los vecinos de Broward, para la planificación de viviendas y sobre todo tendrá mucho impacto en los bienes raíces y el comercio regional.
Y así como en Estados Unidos, el Perú también puede tomar esta crisis como punto de partida para repensar en políticas que sean sostenibles y de largo plazo. Una visión de futuro no se construye de la noche a la mañana, pero se puede empezar con la difusión de ideas y diálogo entre profesionales que trabajen en gobiernos municipales y regionales y en donde se pueda replantear la idea de planificación urbana y regional. La pandemia no reconoce delimitaciones jurisdiccionales, por ello la cooperación entre todos los niveles de gobierno es necesaria para visualizar, priorizar e implementar cambios que contribuyan al sostenimiento y transformación de comunidades más resilientes y sustentables.