La vida después del Covid-19: Rumbo hacia una nueva normalidad Tema Central
03/06/2020

La vida después del Covid-19: Rumbo hacia una nueva normalidad

La pandemia del coronavirus ha generado grandes cambios en nuestra forma de vivir. A continuación, conozcamos qué aspectos de nuestra sociedad no volverán a ser como antes.

El coronavirus ha impactado notablemente en el estilo de vida de todas las personas del planeta. Este virus ha transformado nuestras rutinas, costumbres y hábitos a los que estábamos acostumbrados.

Durante estos últimos meses, las personas se han visto confinadas en sus domicilios por la cuarentena decretada en la mayoría de países del mundo. Incluso cuando se alivien estas restricciones, el coronavirus seguirá afectando nuestras vidas en diferentes aspectos.
Muchos expertos coinciden en que la vida no volverá a ser como la conocíamos y que esta pandemia marcará un antes y un después en nuestra forma de actuar, pensar y comportarnos. A continuación, analizaremos bajo una perspectiva histórica, social, psicológica y filosófica, cómo será la vida después de la Covid-19.

Si bien es cierto, a lo largo de la historia se han producido diversas epidemias que han afectado al mundo, la pandemia del coronavirus ha generado una situación sin precedentes, tal y como nos lo explica el historiador Jorge Lossio. “Lo que viene ocurriendo con la Covid-19 es inédito. Prácticamente todo el mundo se ha paralizado y ver a billones de personas encerradas en sus casas es algo nuevo, cuyas consecuencias están por conocerse”, señala.

Estas emergencias sanitarias siempre han generado miedo e incertidumbre en gran parte de la población. Sin embargo, existe otro sector que reacciona de forma incrédula y con escepticismo. “Los miedos colectivos han sido una respuesta común en la historia de las pandemias. El pánico ha sido mayor cuando se trata de un virus nuevo. Por otro lado, muchas personas desconfían de la información que brinda el Estado o piensan que hay una agenda política oculta detrás”, añade el historiador.

Todo este contexto podría generar un cambio en el panorama geopolítico del mundo, donde los sistemas con mayor presencia estatal podrían ganar mayor notoriedad. “Creo que va a perder fuerza el discurso liberal que enfatiza la responsabilidad individual y se viene un empoderamiento de los discursos que reclaman una mayor presencia del Estado en la vida de las personas”, expresa Lossio.

En el plano social, el antropólogo Alex Huerta Mercado cree que esta situación generará cambios en nuestra forma de relacionarnos e interactuar. “Nuestro grado de soportar la aproximación de otro, solía ser permisivo a comparación de otras culturas urbanas. La base de nuestras interacciones ha sido el cara a cara y el abrazo. Creo que, a raíz de ello, seremos más selectivos y menos efusivos con todo el mundo”, señala.

Además, Huerta Mercado considera que esta crisis ha visibilizado muchas problemáticas que se encontraban ocultas, como las deficiencias en nuestro sistema de salud, la poca inversión en la educación, la informalidad y la desigualdad. “La pandemia ha sido como una linterna que ha sacado a la luz cosas que ya existían y de las que no nos dábamos cuenta. El crecimiento económico que experimentó nuestro país durante muchos años ocultó todo un sistema desordenado e informal en el que vivíamos”, expresa.

“Ahora es tiempo de volver a un sistema mucho más solidario e integrado. Esta es una oportunidad de empezar de nuevo, porque la anterior normalidad nos condujo a esta situación”, añade.

Esta crisis también ha provocado que cambie la forma de transportarnos y movilizarnos a la cual estábamos acostumbrados. Así lo expresa el especialista en urbanización y movilidad, el ingeniero Félix Cabrera. “Durante la pandemia se pueden utilizar modos de transporte que permitan el distanciamiento social. En este sentido, la bicicleta, el taxi, el vehículo particular y el scooter pueden ser opciones viables”, expresa.

También será necesario mejorar la calidad de nuestro sistema de transporte público para evitar la proliferación de vehículos informales que pongan en riesgo la salud de los ciudadanos. “Si los vehículos de transporte público viajan a la mitad de su capacidad, por el distanciamiento social, entonces se requerirá duplicar su frecuencia y se necesitarán más unidades. Y si no los hay, ¿quién absorberá esa demanda insatisfecha? Lo que se ha observado en el Perú es que se fortalecen los modos informales cuando la demanda no es satisfecha por el transporte público formal”, expresa.

“Es ahora cuando se puede comprobar que Lima necesita de un sistema de transporte público integrado que brinde varias opciones para ir de un origen a un destino y que contemple diferentes modos de transporte”, añade.

Para la psicóloga María Victoria Arévalo, esta etapa de cuarentena y aislamiento social también ha generado que salgan a la luz ciertos problemas de salud mental y emocional en las personas, quienes de un momento a otro cambiaron su forma de vivir. “El coronavirus es un evento intempestivo, intenso e incontrolable. Toda situación que contenga estas características genera estrés, ansiedad, preocupación, tristeza e irritabilidad en las personas”, expresa.

La doctora Arévalo considera que, a pesar de estas circunstancias adversas, debemos tener una visión positiva de las cosas y adaptarnos a esta nueva normalidad. “Debemos aceptar que tenemos que cambiar nuestros patrones de socialización, por lo menos hasta diciembre. Es importante entender que respetar las reglas es la única forma en la que podemos cuidar nuestra salud y la de nuestras familias. Es importante organizar nuestras vidas bajo este nuevo orden para poder vivir mejor”, manifiesta.

“Esta es una situación de incertidumbre, la cual genera dos tipos de reacciones: las personas que se dejan absorber por los problemas y se terminan deprimiendo, y aquellas que deciden tomar acción y buscar soluciones para salir de esta situación”, añade.

Para el filósofo Pablo Quintanilla, la pandemia de la Covid-19 también está cambiando nuestra forma de ver y entender al otro. “En poco tiempo el coronavirus ha cambiado el mundo en el que vivimos y, en particular, ha transformado nuestros vínculos sociales. Somos criaturas cooperativas, pero el coronavirus nos está obligando a ver al otro como una posible amenaza, como una fuente de posible enfermedad o incluso de muerte”, expresa.

Además, el doctor Quintanilla sostiene que esta etapa que vivimos hará replantearnos nuestras prioridades con respecto a la vida y darnos cuenta de lo que realmente necesitamos. “Quizás cuando pase la pandemia nuestra lista de prioridades cambie de una manera positiva, pues podríamos aprender a valorar lo que transitoriamente perdimos. Las últimas décadas, como consecuencia de una prosperidad mayor, la gente aumentó su consumismo de objetos irrelevantes y se apegó a falsas necesidades”, señala.

“Creo que esta crisis nos removerá lo suficiente como para recordarnos que la sabiduría no consiste en acumular información sino en saber distinguir entre lo importante y lo trivial. Con la Covid-19, de un día para otro han desaparecido esas necesidades ficticias y nos hemos enfrentado cara a cara con las necesidades reales. Esperemos que cuando salgamos de esta desgracia, seamos mejores personas de lo que éramos cuando entramos a ella” finaliza.

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