Brújula Noticias #76 Año 9-2020 Tema Central
01/10/2020

Pandemia y desacato social: ¿Por qué los peruanos incumplimos las normas?

Durante los últimos meses hemos visto numerosos casos de incumplimiento de las normas de prevención contra la COVID-19 como fiestas clandestinas, reuniones sociales, práctica de deportes grupales, entre otros. A continuación explicaremos, desde el punto de vista social, psicológico y ético, cuáles son los principales factores que provocan que los ciudadanos actuemos de esta forma en medio de una crisis sanitaria como la que vive nuestro país.

Desde que se inició el estado de emergencia en nuestro país, se han registrado numerosos casos de personas que han incumplido las normas de confinamiento y distanciamiento social decretadas por las autoridades para prevenir la expansión de la COVID-19.

En los últimos meses, estas transgresiones y desacatos se han visibilizado aún más a raíz de que las restricciones personales han ido disminuyendo. Es así que se han podido apreciar diversas noticias acerca de fiestas clandestinas, reuniones sociales, personas que transitan sin mascarilla, jóvenes practicando deportes colectivos, entre otras situaciones que se encuentran prohibidas por la pandemia. 

Esto ha generado que se plantee una gran interrogante: ¿Por qué los peruanos desobedecemos y transgredimos las normas contra la COVID-19?. Sin duda alguna, la respuesta a esta pregunta tiene una explicación que va más allá de la pandemia y que está relacionada con problemas estructurales de nuestra sociedad.

Para la filósofa y especialista en ética Adriana Añi, el desacato a las normas es parte de la cultura y costumbres de nuestra sociedad, en la que la transgresión se ha vuelto una práctica común y constante entre la población. “Nosotros tenemos una tradición contraria al respeto a las normas. Se podría decir que tenemos una especie de ethos transgresor, es decir una ética de la transgresión que proviene desde hace muchos años atrás. Por eso, para muchas personas es más fácil desobedecer las normas, aún cuando se les dice que eso podría perjudicarlos”. explica.

Además, la doctora Añi considera que este comportamiento de algunos peruanos está influenciado por ideas irracionales que se imponen sobre el razonamiento lógico, que los lleva a creer que no tienen ningún riesgo de contagiarse de coronavirus. “Muchas veces los seres humanos somos capaces de aceptar opiniones irracionales, absurdas e insensatas, incluso cuando nos demuestren que lo son. Según el filósofo Theodor Adorno, esto se debe a que las personas que tienen ciertas carencias personales tienden a aferrarse a una tabla de salvación que cubra ese vacío. En el caso peruano, vemos que muchas personas prefieren continuar con su vida normal para no angustiarse por la pandemia y se aferran a la idea irracional de que a ellos no les va a pasar nada”, señala.

Otro factor importante para entender estas transgresiones tiene que ver con un pensamiento individualista de la población, donde la satisfacción personal  se antepone al bien común.  “No somos un país de ciudadanos. Tenemos comportamientos basados en un razonamiento egocéntrico y en el que no nos sentimos parte de un colectivo. Por ello, no somos solidarios ni empáticos con el otro”, agrega Adriana Añi. 

En esa misma línea, la psicóloga Susana Frisancho explica que este tipo de comportamiento refleja dificultades en el desarrollo de algunas personas, quienes actúan como niños que se dejan llevar por sus deseos. “Ese comportamiento egocéntrico es característico en los niños. A ellos normalmente les cuesta entender por qué tienen que sacrificar un deseo por el bien común. Pero si este comportamiento se presenta en un adulto es evidente que existe una distorsión en sus capacidades de juicio”, señala.

Por otro lado, Frisancho sostiene que este problema también se debe a que muchas personas que transgreden las normas no han tenido una formación moral adecuada, que los termina llevando a actuar como quieren sin sentir vergüenza o culpa alguna. “Hay un grupo de personas que entiende las normas, pero les importa muy poco cumplirlas. Ellos saben que al incumplir una norma están haciendo mal, pero aún así lo hacen. En cambio, una persona con un desarrollo moral más sólido siente vergüenza, culpa o remordimiento cuando transgrede alguna norma”, explica.

“El desarrollo moral se constituye en un proceso largo de socialización, que consiste en mirar las cosas desde la perspectiva de los demás. Cuando no existe esta formación moral, las personas terminan haciendo lo que quieren”, añade.

Para Adriana Fernández, psicóloga clínica comunitaria, estas transgresiones a las normas se deben a múltiples causas, y una de ellas es el  problema de falta de legitimidad de nuestras autoridades, lo que genera desconfianza en la población. “Para poder respetar las normas se debe tener figuras de autoridad válidas y respetables que te permitan confiar en ellas. Desgraciadamente en el Perú tenemos figuras de autoridad que no son legítimas y que no tienen un discurso coherente”, explica.

“En el país tenemos un discurso normativo inconsistente. Por un lado, las autoridades te dicen que no se pueden realizar reuniones familiares y/o sociales y por otro lado reabren los establecimientos comerciales y restaurantes. Eso genera una situación de confusión entre las personas que pueden creer  que el peligro ha cesado y relajan sus acciones de cuidado”, añade Fernández.

A pesar de esto, ella sostiene que este tipo de comportamiento no es exclusivo de los peruanos, sino que se está presentando en diferentes partes del mundo a raíz del confinamiento que ha obligado a las personas a replantearse sus costumbres y hábitos. “Muchas de las cosas que ocurren en nuestro país, también están ocurriendo en otros países y eso es importante mencionarlo. El ser humano es un ser social que necesita vivir en un colectivo y su existencia se cristaliza en la relación con otros, por lo que esta situación de confinamiento y distanciamiento social nos desencaja y nos reta a replantearnos la vida como la conocíamos hasta ahora. En la mayoría de culturas el encierro es visto como un castigo para personas que han hecho algo malo. Por ello, nos cuesta entender que en este contexto el encierro es una medida necesaria para proteger nuestra salud”, finaliza.

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