El Dr. Carlos Garatea, rector de la PUCP, hace una reflexión sobre el contexto político y social que vive nuestro país.
Cuando, a inicios del 2020, nos preparábamos para empezar el año académico, no imaginábamos que este sería un año que presentaría tantos retos para el país y que nos llamaría, como una comunidad comprometida con el Perú, a poner nuestras capacidades a su servicio. El 2020, sin embargo, nos exigió responder rápidamente en un escenario de crisis para cumplir con nuestra misión.
Como una universidad centenaria, la historia de nuestra institución ha estado estrechamente vinculada al devenir político y social del Perú. Sus crisis y necesidades han transformado también la institución que somos y los profesionales que se forman en nuestras aulas. Nuestra misión es, pues, formar ciudadanos libres y críticos, que puedan pensar y reflexionar el país, entenderlo y contribuir a su desarrollo a través de la creatividad, la investigación y la innovación. En tiempos convulsos como los que vivimos, esta tarea es aún más urgente.
En medio de la actual crisis sanitaria, política y económica que nos ha tenido en vilo a lo largo de todo el año —y en especial en el último mes—, nuestra comunidad universitaria ha hecho esfuerzos enormes por mantener su misión y su compromiso intactos.
Frente a la crisis sanitaria, investigadores, docentes y estudiantes han trabajado incansablemente, en largas y extenuantes jornadas, para buscar soluciones y plantear aportes que ayuden al Perú a responder a la pandemia. Por solo mencionar un caso, nuestros investigadores (en una alianza con la empresa privada) lograron desarrollar ventiladores mecánicos que fueron entregados al Ministerio de Salud para atender la emergencia sanitaria a nivel nacional. Es la primera vez que se ha podido desarrollar un dispositivo médico fabricado íntegramente en el Perú, y este hito nos enseña la importancia que tiene la investigación científica para el desarrollo del país, y la trascendencia de la relación entre el mundo académico, la empresa y el Estado.
Algo similar sucede con la crisis social y política que se sumó a la ya prolongada y dolorosa crisis sanitaria, luego de que se aprobara una cuestionada y apresurada vacancia presidencial. Ante esta situación, la Universidad se pronunció tempranamente, junto a otras universidades del país, en una actitud vigilante del orden democrático y constitucional, y también con la decisión de que las reformas y avances en al ámbito de la educación superior siguieran adelante. Si hay algo que ha demostrado la pandemia es la importancia de la investigación y de contar con profesionales de primer nivel para enfrentar las crisis. La educación es nuestra mejor garantía para el futuro.
A esto se suma el papel de nuestra juventud. Nuestros y nuestras estudiantes cumplieron un importante rol al levantar su voz para defender el orden democrático. Este ejercicio de ciudadanía, capaz de movilizarse en defensa del país, es también parte de nuestra misión como universidad: debemos acompañar a los jóvenes que formamos en el ejercicio de sus derechos.
Recordemos por un momento nuestros primeros pasos en nuestra querida PUCP. La curiosidad con la que llegamos a clases; los diálogos que llevaban al descubrimiento de nuestras capacidades e intereses; las herramientas que fuimos adquiriendo en los salones, patios, jardines y conversaciones; las veces que faltamos a clases porque los acontecimientos políticos y sociales exigían una participación activa; las decisiones que tomamos con libertad y con una mirada crítica; el compromiso y convicción de que nuestro quehacer profesional es servir y transformar al país y hacer de este uno más justo, igualitario y democrático. La Universidad es el ámbito donde se desarrollan las capacidades y donde nos transformamos en ciudadanos y profesionales comprometidos. Ofrecer una educación de calidad y acompañar a los jóvenes en esta transformación es nuestro principal compromiso y el mejor vehículo para servir siempre al país.
Como institución de educación superior, debemos impulsar decididamente la educación de calidad, la investigación y al desarrollo de la ciencia y la tecnología. Solo a través de la formación de ciudadanos reflexivos, críticos y dispuestos a innovar e investigar para el bien del Perú, el país podrá enfrentar los momentos de crisis como los que vivimos. Solo este ejercicio nos hará estar mejor preparados para lo que nos depara el futuro.