Elizabeth Añaños, egresada de arquitectura y ex viceministra de Vivienda y Urbanismo, explica las medidas que se deben contemplar desde la gestión pública
Lima es una de las ciudades con mayor congestión vehicular a nivel mundial y todos hemos experimentado lo que es estar detenido en el tráfico por más de una hora al día. Por un lado, tenemos una metrópolis centrada en autos particulares sin un sistema de transporte público integrado y, además, el crecimiento demográfico en la capital ocasiona que las personas se movilicen por largas distancias. En ese sentido, Elizabeth Añaños, egresada de la primera promoción de arquitectura y ex viceministra de Vivienda y Urbanismo nos explica las medidas que se deben contemplar desde la gestión pública para que el transporte no sea indistinto al crecimiento de la ciudad.
De acuerdo con Añaños, no hay una conexión entre la planificación urbana y el transporte porque el origen del problema de la congestión vehicular recae en el crecimiento expansivo que tiene Lima Metropolitana y el Callao. En otras palabras, mientras más crezca la ciudad en los bordes, habrá mayor desplazamiento en el interior. Además, algo que caracteriza la vida de los ciudadanos en la capital son los largos tramos que recorren para llegar a sus trabajos o centros de estudio. En efecto, un estudio de la Asociación Automotriz del Perú demuestra que el 38% de limeños pierde alrededor de una hora y media en el tráfico.
“La congestión vehicular no se resuelve con la incorporación de más vías, el problema de fondo es solucionar la planificación urbana y un crecimiento más sostenible. Eso quiere decir que si los gobiernos locales no optan por la planificación urbana la ciudad se va a seguir extendiendo infinitamente arrasando con los espacios naturales que quedan, poniendo a la gente en riesgo y perdiendo patrimonio por la presión del crecimiento demográfico”, sostiene.
La especialista explica que las infraestructuras de la ciudad no deben hacerse de manera mono funcional; es decir, pensando sólo en estructuras que permitan que un auto llegue de un lado a otro. Bajo esta idea, destaca que es básico que se tomen medidas que diversifiquen los medios de transporte para tener mejores desplazamientos y de esta manera presentar una calidad de vida superior a los ciudadanos.
De acuerdo con una investigación de Lima Como Vamos, organización que mide la calidad de vida en Lima y Callao, se expone que el 75.6% de limeños utiliza microbuses, combis, colectivos informales, corredores, Metropolitano y Metro de Lima para trasladarse, esto representa a casi 7 millones de personas en la capital.
La arquitecta explica que uno de los problemas principales que impide aliviar el mal de la congestión vehicular es la desconexión entre los proyectos, políticas nacionales e instituciones que tienen a cargo el sistema de transporte. “La gobernanza es muy importante con la articulación de todas las entidades encargadas para alcanzar un desarrollo más completo y sostenible de Lima. Necesitamos condiciones para que todas las municipalidades sigan una hoja de ruta sobre una misma visión de ciudad y no se trabajen cosas diferenciadas entre ellas. Cada actor trabaja dentro de su caja y no se enlazan, entonces ese es un problema que se debe superar”, indica.
Añaños resalta que en el Plan de Desarrollo Metropolitano 2040 (Plan Met) podemos encontrar la solución más próxima al problema de la congestión vehicular porque ayudaría a que las diferentes entidades responsables del transporte sigan un sólo camino de planificación urbana. “Ya está culminado el Plan Metropolitano que ha sido financiado con los recursos de todos los peruanos y debe ser aprobado por la Municipalidad de Lima. Es un instrumento base para que se logre trabajar en un transporte pensado desde las necesidades de los ciudadanos. Si no hay un plan, vamos a seguir teniendo el problema de no saber hacia dónde crece nuestra ciudad y mucho menos cómo”, informa.
El Plan Met 2040 es un trabajo técnico elaborado por diferentes actores que forman parten del acuerdo entre la Municipalidad Metropolitana de Lima y el Ministerio de Vivienda, Construcción y Saneamiento con el fin de regular la gestión urbana. Algunas de las propuestas se centran en aplicar un sistema de transporte interconectado, mejoramiento integral de barrios, reducir la ocupación informal del territorio e implementar espacios públicos ecológicos. No se ha trabajado en un plan de esta magnitud desde 1992; por esa razón, hay fuertes expectativas en el reciente proyecto y nuestras autoridades.
A juicio de la especialista, el desarrollo urbano no es sólo construir numerosos hospitales o colegios, sino detenerse a pensar y evaluar dónde se deben hacer para tener un enfoque territorial. “Estamos atrasados en desarrollo urbano. La profesión de urbanismo la tenemos, el problema está en la implementación de ella porque no forma parte de la agenda pública. No se valora que el urbanismo sea una estrategia para reducir brechas”, afirma.
En la actualidad existe una ley de desarrollo urbano que permite por primera vez en el Perú brindar estrategias de desarrollo urbano. Añaños considera que este es un ejemplo de cómo una norma de urbanismo refleja poco a poco que el urbanismo va cobrando mayor presencia. “Esta especialidad disminuye brechas, planifica, reduce riesgos y es más eficiente”, concluye.
Este artículo es parte de la edición 93 de Brújula, la revista de los #egresadosPUCP.