El tráfico vehicular en la ciudad de Lima genera serias externalidades como la congestión, la contaminación, los accidentes de tránsito y las demoras excesivas. Estas se han tratado de eliminar o reducir en diversas ciudades del mundo, a través de políticas que atacan a la oferta vial o a la demanda vehicular. En el primer caso, se amplía la oferta vial mediante la construcción de más carriles o pasos a desnivel, mientras que en el segundo se busca reducir la cantidad de vehículos que circulan por ciertas zonas de una ciudad. Dentro de este segundo grupo resalta la medida de pico y placa, que ha sido implementada por las autoridades limeñas.
Para evaluar los resultados de la aplicación de esta medida, se requiere de una investigación; sin embargo, es posible reflexionar inicialmente sobre tres aspectos: su limitada capacidad para resolver los problemas de congestión en el largo plazo, si beneficia realmente al conductor del automóvil o a los más vulnerables y si efectivamente ha reducido el tráfico vehicular.
En realidad, la medida de pico y placa es complementaria y por sí sola no soluciona los problemas de fondo. Según el consenso de los especialistas y los grupos civiles, la solución a los problemas de congestión, en el largo plazo, radica en crear en Lima un sistema integrado de transporte que emplee diferentes modos como el metro, los buses, los teleféricos y los tranvías. Y por supuesto que emplee como pilares fundamentales a la caminata, la bicicleta y la recuperación del espacio público.
También, la medida de pico y placa se ha aplicado en avenidas donde la mayor cantidad de vehículos que circulan son automóviles particulares. Esto ha generado que las vías paralelas, por donde circulan diversas líneas de transporte público, reciban una mayor cantidad de tráfico vehicular y se generen mayores demoras. En otras palabras, al beneficiarse al conductor del automóvil particular se habría perjudicado a la población que viaja varias horas al día en transporte público. Asimismo, al ser una vía más congestionada se vuelve más peligrosa y difícil de cruzar para los peatones y especialmente para los adultos mayores, niños y personas con discapacidad.
Finalmente, se piensa que con la aplicación de la medida de pico y placa se reducirá la cantidad de vehículos que circulan en una vía. No obstante, debe recordarse que, ante la aplicación de una nueva medida de gestión, los vehículos cambian de ruta para optimizar sus tiempos de viaje. Esto hace, que la cantidad de vehículos no necesariamente disminuya como resultado de la medida de pico y placa.
Como se pudo notar, la medida de pico y placa es complementaria, puede brindar resultados positivos, pero también puede perjudicar a diversos sectores de la población. Por ello, es necesario evaluar constantemente sus efectos. Esperemos que las autoridades comprendan que nuestra prioridad es tener un sistema integrado de transporte para que junto al diseño del espacio público se pueda transformar la ciudad de Lima.